Descripción
La vitamina D3 debe activarse a nivel hepático y renal para transformarse en calcitriol (o hidroxicalciferol), que es la forma fisiológica de esta vitamina. En relación a su función reguladora ósea, su acción radica en la absorción de calcio y fósforo hacia el plasma, sobresaturando la concentración de estos iones para remineralizar de forma correcta huesos y dientes. Una carencia de vitamina D en etapas esenciales de nuestra vida (como la niñez o la tercera edad) puede dar lugar a raquitismo u osteoporosis. Aparte de sus funciones reguladoras de la homeostasis del calcio y el fósforo para mantener la salud de huesos y dientes, la vitamina D también juega un papel primordial en la modulación del sistema inmunitario, ejerciendo su acción a través de los receptores nucleares y activando factores de transcripción. Esos receptores se encuentran presentes en células dendríticas, macrófagos y linfocitos, que son células presentadoras de antígeno. Los linfocitos T CD8+, activados o no, son los que expresan mayor concentración de estos receptores. Los linfocitos CD4+ y los macrófagos lo poseen en menor cantidad, pero igualmente significativa, mientras que en los linfocitos B la expresión es escasa. Por otro lado, inhiben la expresión de citoquinas Th1 e inducen las citoquinas Th2. A través de estos mecanismos se relaciona el control de las enfermedades
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